autopista

Eran las 3:45 cuando decidí salir de la autopista y dirigirme al café atalaya, el frío invernal saturaba todos los poros, los cúmulos formaban una espesa capa que evitaba el paso de la luz del sol a grado tal que no se puede distinguir si nos acerabamos al mediodía o estabamos próximos al atardecer.
El cansancio recurrente de la vida de oficinista me obligó a que darme en la barrera donde estás los sonidos antes de  descomponerse en diversas capas. Aún así  busca las papilas que les detectan.

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